sábado, 13 de febrero de 2010

Y dale con los funcionarios, y los gilipollas

Decía yo en la entrada anterior que la clase política en general suele desprestigiar a los funcionarios cada vez que le interesa manipular a la opinión pública, y de paso considerarla gilipollas. Poco han tardado en esta ocasión, en El País de hoy puede leerse un artículo a doble página (“Fijo para siempre, pero ¿inamovible?” es el título) que en principio podría haber servido para analizar un pelín a fondo la cuestión del empleado público en España, pero que se queda en un quiero y no puedo. El artículo en cuestión rebosa medias verdades, suministrando datos que a simple vista parecen escandalosos y que a cualquier lector le llevará a pedir la cabeza de cada uno de los funcionarios de este país, pero que realmente no son más que referencias tendenciosas que carecen del espíritu de suministrar información al ciudadano.

Muy al principio, el autor del artículo ya nos dice que “En el reino del empleo temporal, del ERE y la congelación salarial, ¿por qué el funcionario tiene trabajo fijo y hasta le suben el sueldo?” Pero qué subida de sueldo ni subida de sueldo, por favor. Actualmente se está negociando entre la patronal y los sindicatos de este país subidas salariales en la empresa privada de hasta el 1% en 2010, entre el 1% y el 2% para el 2011, y entre el 1’5% y el 2’5% en 2010, cuando los funcionarios han experimentado una subida del 0’3% en su salario, cantidad que, o bien no se ha reflejado en un incremento del neto que mensualmente se percibe, o bien ha supuesto una merma en dicha cantidad, ya dependa del tramo tributario en el que se ha quedado el trabajador en cuestión. La pregunta a formular debería ser: ¿Pero es que cualquier trabajador español merece que se le actualice el sueldo y los funcionarios no, únicamente por serlo? ¿Pero es que estamos idiotas o qué? No se puede plantear que el empleo fijo es contrario a la actualización salarial ¿Cuántos trabajadores tiene contrato indefinido? ¿Merecen éstos actualización salarial o no la merecen por estar fijos?
Se nos dice más adelante que “Mientras los países de la Unión Europea recortan funcionarios, España los aumenta (un 32% entre 2000 y 2008)”. Dicho así supone un nuevo agravio, volvamos a exigir la cabeza de todo funcionario que asome el morro. No obstante, si se explica que en España hay un funcionario por cada 15 habitantes, en Italia 1 por cada 17, en Alemania 1 por cada 18, en Reino Unido 1 por cada 22, en Francia y Bélgica 1 por cada 12 (más que en España), en Irlanda 1 por cada 13 (más que en España), en Portugal 1 por cada 14 (más que en España), en Suecia uno por cada 8 (más que en España), si se facilitan todos los datos, el análisis que puede enfocarse ya no será desde la posición inamovible de que son demasiados funcionarios, sino desde la pregunta de cuántos funcionarios son necesarios. O es que ¿no son necesarios? Si el empleado público no es necesario para gestionar un país por qué lo es el político.

En el párrafo siguiente se añade: "A las ocho de la mañana, una persona ficha por todos, y a las tres, otra hace lo mismo. No se trabaja ni cuatro horas al día. Se puede verificar muy fácilmente pues todos los fichajes se hacen en el mismo ordenador". Aunque se abusa del tópico (tópico que ya fatiga, la verdad. ¿No hay otro?), esa parece ser la opinión del secretario sustituto del Juzgado número 1 de El Ejido (Almería). ¿Secretario sustituto? ¿Y a la opinión personal y anecdótica de un secretario sustituto se le otorga suficiente credibilidad para engrosar el cuerpo del articulillo de marras? Si a más de un funcionario de carrera preguntaran, seguro que la respuesta no se alejaría mucho de que los sustitutos y los interinos no son más que salva patrias con escasa formación profesional (escasa formación por decirlo suave) y demasiadas deudas adquiridas con quien los “coloca”, trabajadores que por su propia situación de provisionalidad se caracterizan por un servilismo que poco beneficia ni a la administración pública ni al administrado, ya que esa provisionalidad los distancia de la perspectiva objetiva y neutral que debe regir los actos profesionales de un funcionario público, y los acerca al clientelismo, que en definitiva es hacia donde lamentablemente se tiende en la administración pública española en los últimos tiempos.

Casi al final encontramos la siguiente reflexión: “Mientras en los países anglosajones cuesta atraer a la juventud al funcionariado, en España se hace cola. "Da pena que el objetivo del universitario sea sacarse una oposición", se lamenta Mario González. "Es una situación racional, por supuesto, porque te da empleo fijo de por vida y aumentos salariales del 2%, pero mata el espíritu emprendedor de un país, que es lo que hace progresar a la sociedad". La causalidad está servida. La bobada también, repito. Como ser funcionario te proporciona empleo fijo de por vida y subida salarial cada año, todo el mundo quiere ser funcionario. Qué risa, María Luisa. Opino que es todo lo contrario a la simpleza anterior; deberíamos considerar sintomático que en una zona como Cataluña, de las más industrializadas del país, se tenga más dificultades que en Extremadura, por ejemplo, para atraer trabajadores a la empresa pública. No será más acertado pensar que como España es un país deficiente en industria privada, todo aquel que quiera formar parte del mercado laboral carece de alternativas a la administración pública.

Ay, estoy cansado, muy cansado he escrito esto de tirón. Sé que da para más, mucho más, pero sigo pensando que somos gilipollas, todos, sí, gilipollas, al menos es lo que deben pensar los políticos, visto como nos tratan.